¿Qué es la tendinitis del bíceps braquial?
La tendinitis del bíceps es la inflamación que sucede en la porción
larga del tendón del bíceps. Aparece como un dolor en el hombro, concretamente en la parte delantera y asocia debilidad. La tendinitis del bíceps puede y suele estar acompañada por
otros problemas en el hombro. En muchos casos también hay daño en el manguito rotador o se acompaña de otras lesiones intraarticulares. En general mejora con reposo, medicación y fisioterapia;
en algunas ocasiones precisa cirugía.
¿Dónde está el músculo bíceps braquial?
El bíceps braquial es un músculo compuesto por dos cabezas: larga y
corta. La cabeza corta tiene su origen en la apófisis coracoides, mientras que la cabeza larga se origina en el tubérculo supraglenoideo de la escápula y se introduce por un canal osteofibroso donde
puede aparecer la fricción que produce la aparición del dolor.
La función principal de este músculo es la flexión y supinación del
antebrazo.
Causas.
En gran cantidad de casos se asocia a la realización de actividades que precisan la
participación del hombro con movimientos por encima de la cabeza, eso implica cargar y movilizar objetos con nuestros brazos con la consecuente participación de estas
estructuras.
En el deporte se asocia más a natación, beisbol, tenis… por su uso repetitivo de la
articulación. No olvidemos que el uso de máquinas en el gimnasio es una causa habitual.
Además, muchos puestos de trabajo y tareas de rutina pueden
provocarla.
Existen algunos factores predisponentes:
- Alteraciones en la
corredera bicipital.
- Exceso de entrenamiento o
déficit del mismo.
- Cambios bruscos en modo e
intensidad del trabajo del tendón.
- Sobreuso en el tendón del
bíceps.
Síntomas.
- Dolor en la cara anterior
del hombro, impotencia funcional, disminución de la fuerza.
- Dolor al flexionar el codo
contra resistencia o libre de ella en tendinitis muy severas.
- Puede presentar problemas
de movilidad de hombro.
Diagnóstico.
Se basa en la sintomatología del paciente y en la exploración
física. En algunos casos pueden ser necesarias exploraciones
complementarias con radiografías, ecografía o resonancia magnética para descartar otras patologías, más que para confirmar ésta.
Tratamiento.
TRATAMIENTO CONSERVADOR:
Se basa en 3 pilares fundamentales que deben llevarse a cabo de forma simultánea
para conseguir el éxito:
- Reposo relativo: debe
evitarse cualquier gesto, maniobra o postura que reproduzca el dolor, ya sea en el ámbito deportivo como en las actividades de la vida diaria.
- Frío local: en las fases
agudas y después de realizar algún esfuerzo, aplicar hielo sobre la zona dolorida ejerce un buen efecto antiinflamatorio.
- Anti-inflamatorios: se
aconseja su uso durante al menos 2 semanas en la fase aguda.
Si este tratamiento inicial no es suficiente, puede ser necesario recurrir
a:
- Fisioterapia: la realización
de ciertos ejercicios (fundamentalmente de estiramiento) y otras técnicas son muy útiles en la recuperación.
- Infiltraciones: la inyección
local de corticoides junto con anestésico local ejerce un gran efecto antiinflamatorio que , en ocasiones, puede ser definitivo. No se recomiendan más de 3 infiltraciones
de corticoides en la misma zona, ya que aumenta el riesgo de efectos secundarios negativos (rotura de tendón). También pueden realizarse infiltraciones con plasma rico en factores
plaquetarios.
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO:
Son pocos los casos que terminan en cirugía pero si todo lo anteriormente expuesto
no logra la mejoría tras aproximadamente 9-12 meses, la última opción puede ser la cirugía para tratar la patología.
Dependiendo de su caso específico, se puede recomendar la cirugía
abierta o artroscópica para corregir problemas tanto del tendón del bíceps como lesiones acompañantes en el hombro.